Piura y Huamanga. Allí se instalaron las primeras oficinas
descentralizadas del MEF en el 2007. El objetivo fue apoyar con asistencia
técnica la ejecución de proyectos a los gobiernos regionales y locales, muchos
de los cuales ya empezaban a tener presupuestos millonarios por canon. Luego
vinieron las oficinas en Cajamarca, Ancash, Arequipa, Cusco, Iquitos. En el
2008, casi todos los departamentos del Perú contaban con una oficina del MEF y un
especialista en el Sistema de Inversión Pública (SNIP). Luego se sumarían
especialistas en el Sistema Integrado de Administración Financiera (SIAF). En
algunos casos las oficinas se instalaron en las sucursales del Banco de la Nación
y otras, en espacios facilitados por los gobiernos regionales.
Hoy, casi 5 años después, esa red de oficinas se ha
consolidado y ampliado. Se han constituido 10 nuevas oficinas del MEF,
denominadas Conectamef, que asisten además
en contrataciones, tesorería y contabilidad. Es decir, el paquete de los
principales sistemas administrativos del Estado.
¿Cuán útil han sido estas oficinas? Podemos decir que
bastante. Solo pensemos en los cientos de municipios distritales rurales que
tienen que batallar todos los días para formular proyectos, contratar
servicios, licitar obras. Y pensemos en el escasísimo personal que tienen, sin
internet y con nulas posibilidades de desplazarse a Lima. Ahora tienen un apoyo
directo del MEF, el ente rector en materia presupuestal, inversiones y demás
sistemas que mueven los recursos públicos. Resuelven todos los días cuellos de
botella administrativos, normativos, metodológicos, informáticos y toda esa
gama de procedimientos que se requieren para ejecutar en el Estado, que por cierto,
más que gerencia es casi un arte.
Si bien no existen estudios disponibles sobre esta
experiencia, sí es posible observar la importante carga de consultas, reuniones
y viajes que tiene el personal técnico de estas oficinas del MEF. Existe una
demanda importante de asistencia técnica que se está atendiendo, sobre todo en
los municipios.
Hay sin embargo, temas por trabajar. La calidad de la
formulación de proyectos públicos sigue siendo muy baja, una de las causas de
la baja ejecución. Malos estudios, terminan siempre en malos proyectos. Pero no
es la única causa, ni siquiera la principal. La disponibilidad de terrenos y
las autorizaciones ambientales y arqueológicas, son de hecho fuente directa del
retraso de las obras. Será importante evaluar la inclusión de especialistas en
estas materias.
Finalmente, los nuevos mecanismos APP de concesiones, iniciativas
privadas y Obras por impuestos aún se conoce muy poco, y puede ser muy potente
para dinamizar la inversión. Sería interesante que en estas oficinas
descentralizadas del MEF también se sume el equipo de Proinversión.