lunes, 4 de noviembre de 2013

Algunos datos para una mejor fiscalización

Durante mi paso por la gestión pública en la Municipalidad de Lima, me tocó responder muchos cuestionamientos a las decisiones de gobierno, así como mis actividades, viajes e ingresos recibidos, entre otros. Responder esos cuestionamientos no es, muchas veces, cómodo ni agradable, especialmente cuando viene cargado de motivación o incluso veneno político. Sin embargo, cualquier funcionario público sabe que está obligado a responderlos.

Recientemente, hemos leído algunas acusaciones sobre nepotismo en la Municipalidad de Lima. Es una acusación grave que debe ser respondida y aclarada cuantas veces sea necesario. Si hay algo que siempre hemos criticado es el uso del poder y recursos públicos para favorecer intereses personales o familiares.

En razón a este principio, me parece oportuno compartir la siguiente información.

Cuando se constituyó el primer equipo técnico de la gestión municipal de Lima a fines del 2010, donde me tocó participar como Presidente de la Comisión de Transferencia y luego como Gerente Municipal, decidimos convocar a los mejores cuadros técnicos de Fuerza Social, y también de técnicos independientes. Entre los independientes convocamos al Sr José Miguel Castro como Gerente de Finanzas, cargo de alta confianza y donde puedo expresar mi satisfacción por su muy buen desempeño. También convocamos al equipo municipal a la Srta Daniel Maguiña y a Alvaro Espinoza, militantes de Fuerza Social, quienes no solo apoyaron en la campaña, sino en el plan de gobierno. Son de hecho, de los mejores cuadros técnicos profesionales de FS.

Escuchar que existió nepotismo por parte del Sr Castro, con Daniela Maguiña y Alvaro Espinoza (hoy cuñada y concuñado), cuando la decisión de incorporarlos al equipo municipal la tomamos nosotros en el 2010, me llama la atención. A ello debemos agregar que el Sr Espinoza y la Sra Maguiña contrajeron matrimonio a mediados del ...2012! No veo, aun haciendo un gran esfuerzo, como el Sr Castro pudo influir en nuestra decisión en el 2010, para contratar y favorecer a su futura cuñada y concuñado.

Espero que esta información ayude a los regidores fiscalizadores de oposición a formular mejor sus acusaciones. Si hubo o no nepotismo, las instancias correspondientes lo dirán (entiendo además que el Sistema de Control ya se pronunció, sin encontrar prueba alguna). Como dijimos al inicio, todo funcionario público está sometido a escrutinio y tiene que responder. Sin embargo, de mutuo propio hemos querido compartir esta información para una completa y justa evaluación.

m/p

domingo, 14 de julio de 2013

Servidores públicos, sí. Burócratas, no

(artículo publicado en Velaverde el 08 de julio)


Dicen que quienes se oponen a los cambios son los que saben lo que van a perder. Y que los que se resisten, los que no saben lo que van a ganar. También es cierto que las reformas más difíciles son aquellas donde los sectores resistentes y opositores, aunque minoritarios, son muchos más activos que la mayoría que se beneficiará. La Nueva Ley del Servicio Civil tiene todos estos elementos: más resistencia que oposición, pero de una activa minoría sindical y política.

Los principios de la Ley son relativamente simples. De hecho, copian y mejoran lo que ya funciona en las mejores instituciones públicas como el BCR, la Cancillería o la SUNAT: introducir la carrera pública por méritos. ¿Y eso qué significa? Que los funcionarios trabajarán como servidores públicos motivados por incentivos, y no como burócratas, desmotivados y mal tratados.

¿Quienes pierden con esta Ley? Nadie, porque es voluntaria. Los que están contentos con sus derechos laborales adquiridos (276 y 728), pueden permanecer en su régimen y mantener, entre otros, su derecho a la negociación colectiva por sueldos. Curioso que los sindicatos se opongan a una Ley que no les afecta. Su posición más parece defender su espacio de poder y representación, que si bien no disminuye ya no podrá aumentar con los funcionarios en el nuevo régimen. Tampoco pierden los trabajadores que se incorporarán, porque la Ley les ofrece mejores sueldos, beneficios sociales y estabilidad.

¿Quienes ganan con la nueva Ley del Servicio Civil? Para empezar, los usuarios y ciudadanos que pagamos impuestos. Y directamente, todos los nuevos funcionarios públicos. La nueva Ley propone mejoras laborales sensibles con adecuados incentivos. Como diría un colega, un médico trabaja de una manera en el hospital del MINSA y el mismo médico, de otra manera, en la clínica privada. ¿Por qué? Porque en uno tiene los incentivos adecuados. Y no es solo un tema de sueldos. Diversos estudios han demostrado que los verdaderos incentivos en la carrera pública son: formación continua, beneficios sociales (como seguro médico, vacaciones, licencia de maternidad, etc) y especialmente, posibilidad de promoción y ascenso profesional o técnico. Todo esto propone la nueva Ley del Servicio Civil.

La reforma es muy ambiciosa porque plantea corregir la hoy informal y desordenada política de recursos humanos de la megacorporación llamada Estado. Basta mirar la caótica situación actual. Salvo muy contadas excepciones, entrar a trabajar al Estado exige tener “contactos”, no hay vacaciones, no hay seguro decentes, y cada 3 o 6 meses hay que esperar la renovación del contrato, no hay protección frente a presiones políticas y ni hablar de cambios de gobierno. Ese es nuestro Estado.

Sí hay que decir que una reforma de esta escala y complejidad, exige un trabajo político con los actores, incluyendo a los sindicatos. Su violento rechazo debe entenderse como la resistencia típica a los cambios, y no tanto a la oposición, porque repetimos, el nuevo régimen es voluntario para los sindicalizados. Siendo así, la resistencia se resuelve discutiendo y negociando. Por supuesto, si la posición de esta minoría sindical persiste, hay que explicar a la ciudadanía por qué esta reforma beneficia a una inmensa mayoría de peruanos, hartos ya de la muy baja calidad de los servicios públicos que recibe. Por su parte el Estado tiene que reconocer que debe construir legitimidad, confianza y credibilidad con sus ciudadanos, pero también con sus trabajadores. Si no, éstos seguirán prefiriendo ganar derechos salariales con pliegos de reclamos, mientras  no los convenzan que un sistema meritocrático justo y transparente es mucho mejor. La mesa de negociación debe abrirse.

Miguel Prialé Ugás, economista








domingo, 24 de marzo de 2013

Después de la revocatoria, qué espera Lima?




Me he tomado el trabajo de leer casi todas las opiniones de analistas sobre los inesperados resultados del 17 de marzo. Federico Salazar, Mario Ghibellini, Martín Tanaka, Raúl Tola, Augusto Alvarez, Sinesio López, Rosa María Palacios, hasta los abiertamente críticos como Cecilia Valenzuela, Fritz DuBois o Eugenio de Medina. Podemos discutir su interpretación de los resultados, los que perdieron y ganaron, pero todos coinciden en la necesidad que Susana Villarán concluya su gobierno con éxito.

Desde el punto de vista de ciudad, creo que Lima no perdió. Y lo digo así porque al mantener a la Alcaldesa, se evitó caer un muy complicado escenario de incertidumbre política y alta inestabilidad de gobierno. El que siga Susana Villarán es una tranquilidad para que Lima tenga autoridad en la gestión municipal, y continúe las principales reformas y los proyectos que se han trabajado en el 2011-2012. Pero hasta ahí nomás. Creer que Lima ganó o que la victoria fue total para el NO, es no solo un optimismo exagerado sino una visión incompleta del equipo municipal.

Decir que los errores de la gestión municipal en los dos primeros años fue por funcionarios inexpertos e incompetentes es descalificar injustamente a todo un equipo profesional que lideró 37 gerencias. Errores hubieron en la Municipalidad, pero que eso justifique, sustente una revocatoria del gobierno municipal, o que haya sido la fuente principal de los errores políticos del gobierno de Susana Villarán, es muy inexacto. La gerencia pública es un déficit en el Estado. Juzgar un equipo, exige primero entender cómo se arman y luego hacer un balance integral.  

Gobernar es ante todo, administrar bien los servicios públicos. Ni la popularidad ni la sola imagen de Bob El Constructor hacen un buen gobierno, sino la capacidad para resolver los problemas de los vecinos.  Los niveles de satisfacción y desempeño de los principales servicios públicos, medidos por encuestas independientes, son más que aceptables: SAT, SISOL, Parques Zonales, Metropolitano, Emape, Registro Civil, Cultura, etc. El hecho además que Lima sea una de las ciudades más atractivas para invertir dice mucho a favor de la gestión municipal.

Es verdad que muchos áreas siguen con problemas: Seguridad Ciudadana, Defensa Civil, Sanidad, Emmsa, Setame, etc. También es cierto que algunos errores debieron asumirse con cambios de funcionarios. Fuerza Social tiene un balance a puerta cerrada que hacer, y estoy seguro que lo hará con mucha madurez y autocrítica.

Desde el punto de vista de los actores políticos, no hay que dedicarle muchas líneas al APRA y Solidaridad Nacional. Ellos también harán el balance sobre su participación. Un testaferro tan teatrero como criollón, un congresista con plata pidiendo asueto, otro aprista mediático con medias verdades, una portavoz solidaria y solitaria, un líder que nunca salió del closet, demuestran el nivel que tiene nuestra clase política. Para llorar.

Sobre el PPC, reitero públicamente mi reconocimiento a su apoyo por el NO. Si la Alcaldesa sigue en su cargo, es porque el empujón del Partido de Lourdes Flores fue efectivo. Eso hay que reconocerlo y valorarlo. He tenido muchas críticas al PPC y a alguno de sus regidores, y también a sus posiciones y votaciones bizarras en el Concejo. Pero ahora toca agradecer al PPC y sus voceros regidores, no por Fuerza Social sino por Lima. Si estuviéramos en una democracia madura, yo diría que este hubiera sido la  coyuntura perfecta para proponer a Lima una cohabitación de gobierno a la francesa. Pero el PPC ya dijo que no asumirá ninguna gerencia. Punto final?

Sobre la Confluencia y Fuerza Social, aun en la derrota electoral y el purísimo resultado para la bancada revocada, sigo creyendo que han cumplido con responsabilidad su función de regidores en el Concejo de Lima. Han asumido todo el costo político que apuntó al Gobierno Municipal y a la Alcaldesa, y nadie puede negar que esa mayoría apoyó con lealtad a Susana Villarán en todas sus decisiones de gobierno. Muy lejos está esa imagen que muchos quieren vender, que Lima estaba siendo gobernada por radicales rojos que nos iban a llevar directo al caos. Una caricatura que solo refleja la alergia a tener fuerzas de izquierda gobernando la capital. Eduardo Zegarra y Marisa Glave han sido voceros de excelente nivel, una nueva generación para la clase política.

Qué viene para Lima luego de la revocatoria? Un escenario ya bastante bueno será que se consolide la reforma del transporte. Que se adjudique los ganadores de la licitación de los corredores complementarios, que se implemente el reordenamiento de taxistas y que se termine de reordenar puntos críticos como av. Javier Prado, Av Angamos y Panamericana Norte. Igualmente que se siga apoyando programas exitosos como Cultura Viva, los nuevos Parques o Ciclodía.

En cuanto a los proyectos, que se concluyan las obras públicas como Costa Verde y Barrio Mío, se inicien las concesiones de los megaproyectos Nuevas Vias y Via Expresa Sur, y se dejen en marcha los nuevos como Túnel Surco La Molina o el de Tratamiento y recojo de basura para Lima. Si Susana Villarán logra estos resultados, habrá superado los altos estándares que le dejaron Alberto Andrade y Luis Castañeda (pero en 4 años, y no en 8).

Siendo realistas, este es el mejor escenario al que se debe apuntar, aunque no el más probable. Como lo ha demostrado los dos primeros años, sin alianzas políticas sólidas, va a ser muy difícil gobernar Lima. Ese quizás fue la lección aprendida y el error político más duro del período 2011-2012 para Fuerza Social. Tomar decisiones pensando en el interés público, como si fuera una abstracción de todos los intereses particulares que lo conforman. Baldazo de agua fría de real politik.

Cómo concretará la Alcaldesa su promesa de un gobierno de ancha base, será su principal reto. La Confluencia y Fuerza Social siguen siendo su mejor base política organizada y activa. Difícil pensar que otro actor la proteja políticamente cuando las papas quemen. Salvo que quiera poner piloto automático, también deberá reforzar sus áreas claves en el Municipio, especialmente en Seguridad Ciudadana, Emape, en Inversiones y en Emmsa. Todos queremos que Susana Villarán tenga todo el apoyo para gobernar. Ya tiene 42% de popularidad, no es un mal punto de partida. Si ella gana, Lima gana. Tan simple como eso. 

m/p

domingo, 13 de enero de 2013

entender las razones del SI



A 2 meses para la consulta de revocatoria en Lima, se puede observar mejor las razones para el voto por el SI. Los promotores de la revocatoria dicen que Lima está parada, y atacan la gestión acusando a la Alcaldesa que no hace nada, no ejecuta obras, no tiene buenos equipos, es incapaz, es improvisada, es soberbia.

No importa si es verdad o media verdad, lo cierto es que esa es la percepción de una parte importante de la población de Lima. Y si hay una lección aprendida es que en política, una percepción es una realidad y también una razón. A la gente no parece importarle los intereses politizados de los revocadores sino SUS propias razones, las razones del hombre común de la calle, que son las que deben merecer atención y preocupación.

Siempre he pensado que la gestión pública y gobernar, necesita de dos cualidades: 1) vocación de servicio público y 2) habilidad política. Habiendo participado en esta gestión municipal, puedo afirmar que ambos elementos existen, y sin embargo, no han sido eficaces para evitar un proceso de revocatoria. Cuáles han sido esos errores que han alejado a una buena parte de limeños de sus autoridades municipales? Ensayo aquí algunas razones; razones que nos confirma la lección que la percepción y la imagen sin ser todo, es muy importante en política.

SOBERBIA. Hay una percepción de soberbia en la gestión municipal. Esa percepción (aunque injusta para sus defensores, es real y muy dañina) se ha alimentado por las limitaciones para defender y explicar decisiones difíciles (reforma del transporte, La Parada), o admitir y corregir a tiempo los errores que inevitablemente se cometen cuando se gobierna. Limitaciones que no se deben a la falta de actitud de la MML, sino principalmente al hecho de no manejar bien las exigencias de reacción y las críticas ante la opinión pública, para hacer el puente y exponer las cualidades de gobierno y seguir trabajando. A pesar que esta gestión empezó evitando los autobombos y la publicidad personalista, no ha encontrado aún la fórmula para mostrar sus virtudes en su estilo de gobierno (y mantener la humildad). Reconocer asimismo, que hay una dosis de soberbia cuando se cree que ser honesto y bien intencionado es una razón para no ser revocado. La gestión de la MML tiene mucho más virtudes que esas para mostrar!

INCOMPETENCIA E IMPROVISACION. Cuando la opinión pública reclamaba acción o reacción ante problemas concretos que el Municipio debía atender (basura, semáforos, huecos, asaltos, ambulantes) las respuestas no tuvieron contundencia. Como si esos temas “menores” no fueran importantes. La opinión pública, los medios y la prensa no recibían material para mostrar la reacción de las autoridades municipales. Y cuando recibían material, la gestión no aprovechaba esos espacios mediáticos para ganar una mejor percepción de capacidad y eficacia. A ello sumamos compromisos asumidos pero que no lograron materializarse, lo que fue carne fresca para los críticos y adversarios políticos. Gobernar Lima es como gobernar un país, lo que te pone en el primer nivel de exigencia en la práctica política y de buen gobierno. Cualquier gestión en la MML tiene que gobernar con una tribuna y un público hipercríticos.

SECTARISMO Y AMIGUISMO. Esta gestión ganó Lima por 50mil votos (una cabeza de hormiga) y ha gobernado Lima sin alcaldes distritales de su partido político. Es un escenario que ha requerido un esfuerzo abierto y permanente de  tendido de cuerdas y de correlación de fuerzas políticas. Ese trabajo ha existido pero no ha sido suficientemente efectivo; persiste en muchos esa imagen (con mucho ajinomoto y cero carne por cierto) que se gobierna Lima con un grupo pequeño, politizado y vinculado a cierta izquierda ONGesca caviar. A eso se agrega el ataque de los adversarios  que repiten que se han parado todas las obras de la gestión anterior. Los espacios de concertación promovidos por esta gestión como los encuentros vecinales abiertos, las públicas y publicadas sesiones del Concejo Municipal, la reactivada Asamblea Metropolitana de Alcaldes, se perciben como buenas intenciones de gobierno pero no como verdaderos puentes de relación política.

Aquí la lección aprendida es que la gestión tiene que poner más atención a pedidos y situaciones concretas. Más agilidad de los funcionarios a los compromisos políticos de su Alcaldesa (y esa flor la lanzo y la recojo). Mostrar más a los rostros de los técnicos de la MML (su lado más fuerte a mi juicio), trabajar mucho más la comunicación política con todos los alcaldes distritales posibles, con organizaciones sociales y de jóvenes, y muy especialmente con la prensa crítica.

VICTIMIZACION Y CONFRONTACION. El mensaje de manos limpias y de derechos ciudadanos ha sido percibido más como discurso que como línea de conducta; y en algunos, como una cuestionada autodenominación. La lucha contra la corrupción ha sido vista como una confrontación y no como una demostración de eficiencia en la gestión (que se puede gobernar mejor sin ser ladrón o lobbysta inescrupuloso). Muchos consideran que esta línea política se debe simplemente practicar y no tanto predicar, a pesar que todos reconozcan esa virtud en el buen gobierno.

La percepción de victimización es otro elemento negativo, como si -diría un conocido politólogo- no se supiera que la política está llena de hienas, gallinazos y lagartos.  Si quieres gobernar Lima, tienes que tener las armas para enfrentar esa fauna, con menos quejas y más respuestas políticas. Respuestas por cierto inteligentes, que no deben caer en la provocación sino en la acción política. En la MML a mi juicio, hay figuras que tiene todo el perfil para hacerlo.

Hacer una evaluación política autocrítica es un ejercicio sano que necesita la gestión municipal de Lima. Escuchar y entender como la ven, como la entienden, como la perciben. Podemos, sus defensores, responder cada percepción y decir que no es verdad. Que no hay soberbia, improvisación, incompetencia, confrontación. Yo personalmente creo que es así, pero obviamente nos hemos equivocado en demostrarlo. Las respuestas solo tendrán sentido si admitimos que esas percepciones están acompañadas de gestos, actitudes y decisiones que demuestren espíritu de enmienda. Pienso que muchos limeños quieren creer en esta gestión y esperan esa reacción para pensar o repensar su voto, para optar por el NO el 17 de marzo.

Finalmente, recordar que en política no hay buenos ni malos, lo que hay son intereses. Y que en una revocatoria la elección es binaria, SI o NO. La pregunta que entonces debemos hacernos es: qué intereses queremos que estén (o se mantengan) en el gobierno municipal de Lima?  Creo que el SI, siendo una opción, no ofrece a Lima una opción. Y creo que el NO necesita recuperar la confianza de los limeños para terminar reformas impopulares pero impostergables.

m/p