domingo, 3 de julio de 2011

El cemento y el buen gobierno

Ahora resulta que gobernar bien es hacer obras y poner cemento por todos lados. No es un fenómeno que solo se ve en el Perú, lo es en todo el mundo. Pero también es cierto que en los mejores gobiernos la piensan antes de gastar la plata. Osea, saben gastar y créanme, buena parte no va al ladrillo y al cemento.

En las últimas semanas ha habido un cargamontón de críticas a la gestión municipal de Lima, sumado a una enorme presión por presentar resultados y ejecución de obras. Cemento Alcaldesa, dónde está el cemento? También se reclama con altos decibeles que se resuelva el caos ambulatorio, el terrible tráfico y la preocupante seguridad ciudadana. Orden y limpieza, ahora!

Mi impresión es que aquí tenemos un tema de fondo: la nueva forma de gobernar. Y esto ha generado oposición en varios sectores conservadores (orden, orden, orden!) y ha provocado resistencia en otros sectores (dónde está la efectividad y las obras?). Hay una diferencia sustancial entre estos dos grupos. Los que se oponen saben como gobierna la izquierda progresista y liberal, y eso no les gusta. Los que se resisten, la gran mayoría creo yo, no la conocen y, hasta no ver cambios, preferirán lo malo conocido a lo bueno por conocer. Creo que en Lima, el primer grupo es minoritario y el segundo donde más tenemos que trabajar.

Cemento, cemento, cemento. Los que defienden y extrañan la gestión del exAlcalde-Gerente dicen que era una máquina de resultados y de obras desde el primer año. Denle una leída a la memoria anual 2003: tres obras concluidas (sí, solo tres), dos de ellas heredadas por Andrade y un puente peatonal, muchas escaleras y algunos complejos deportivos, that´s all folks como diría Porky. Empezó varias obras? Sí, exactamente 14, inaugurando el mercado Las Malvinas al final del año. No está mal, pero muy lejos de lo que ahora exigen. Hay que recordar como empezó uno para luego recordarle al otro como debe empezar. Estoy seguro que esa valla será largamente superada en la gestión de Susana Villarán.

La efectividad de una gestión tiene varios rostros. En el Perú, con mucha pena he observado formas de gobernar donde el populismo y el clientelismo han sido los protagonistas en las decisiones de gobierno. Pan y circo, cemento intrascendente y corrupto, actividades “artístico-musicales” con refrigeradoras y colchones para regalar, escuelas con piscinas y estadios de futbol pero donde los chicos no entienden lo que leen y no saben sumar fracciones.

Siempre he dicho que en nuestro país hay tres culturas muy dañinas en las formas de gobernar: 1) la cultura del antibiótico, y esa pésima costumbre de curar todas nuestras enfermedades buscando una pastilla rápida y milagrosa. 2) la cultura del Mesías, y esa baja autoestima donde un externo vendrá del cielo y solucionará nuestros problemas y 3) la cultura del cemento, donde trabajar es hacer obras y más obras, aun si no sirven para nada, en una práctica irresponsable por gastar la plata y recibir aplausos.

Yo digo que Lima necesita autoridad y orden, así como proyectos de inversión, por supuesto. Transportes, seguridad y limpieza son prioridades. Pero también déjenme decirles que Lima necesita cambiar costumbres, reforzar sus valores ciudadanos, recuperar la confianza entre autoridades y vecinos, y entre los mismos limeños. Y esos son intangibles que esta gestión municipal insistirá tercamente.

Tenemos que recuperar la decencia y la honestidad en la gestión pública. Y eso no se predica, se practica y toma tiempo. Hacer obras, hacer licitaciones, hacer compras en forma transparente, responsable y abierta para que vengan los mejores a invertir en la municipalidad y no puro maestrito informal o lobbysta inescrupuloso.

También debemos respetarnos como ciudadanos. Así como exigimos limpieza, orden y autoridad, también debemos exigir libertad de expresarnos, de recibir un buen servicio, de no ser discriminado, de ser escuchado. Lima es una ciudad donde aun persiste intolerencia, racismo y discriminación, y eso es inaceptable. La autoridad municipal tiene una obligación para corregir estos graves problemas públicos.

Necesitamos recuperar la confianza entre el vecino y la autoridad municipal. Las mejores instituciones públicas construyen burocracia competente con mejor comunicación, mejor trato al vecino, mayor transparencia. Debemos aprender a exigir calidad de servicio y el funcionario debe trabajar para eso.

Finalmente, una autoridad municipal debe ser un ejemplo y un referente de convicciones y credibilidad. Un político no puede ser un mentiroso, o un pendejo que habla para la tribuna y luego hace lo que la da la gana. Necesitamos recuperar a los estadistas, para que nuestros jóvenes encuentren en los gobernantes esa verdadera vocación de servicio que los llame a trabajar y colaborar para su ciudad y su país.

6 comentarios:

  1. Probablemente la alcaldesa contribuyó con sus opiniones altisonantes sobre el Cristo y el tren eléctrico. La moderación debe venir también de parte de quien intenta ejercer autoridad, si decides opinar con dureza sobre algo no deberías quejarte de las críticas duras (quizá hasta injustas) que te hacen a ti...

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  2. gracias por tu comentario Alejandro. La Alcaldesa reclamó la inconsulta obra en nuestra Costa Verde, lo q es justo tomando en cuenta que el gobierno nacional ha tenido la mala costumbre de decidir proyectos para Lima sin consultar al municipio. El Tren es uno de esos casos, y se expresó el malestar de los vecinos que es muy fuerte.
    De acuerdo con evitar innecesarias confrontaciones

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  3. Toda nueva forma de gobierno, siempre trae diferentes motivaciones en el público. Preservar la calma a interior de las autoridades es una tarea mas que ardua. Lo cierto es que, la politica se rigue -lamentablemente- de la coyuntura. Y si las obras, muchas de ellas, que no son tanguibles no se difunde, la desesperanza y caos devendra al gobierno. Por otro lado, apostar por mejorar estructurales, sobre todo de factor humano, no significa la negacion de apostar por obras tangibles. Todos son rescatables, aunque evidentemente la primera perdura mas. Mas templanza y mejor suerte

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  4. Bien dicho Miguel, los medios quieren bajarse a la Alcaldesa. Incluso hoy el Alcalde Burgos está convocando gente en SJL para protestar en la MML; pero los que realmente somos conscientes de lo que significa el nuevo modo de Gobierno sabemos muy bien que lo que viene es bueno, planificado y sobre todo transparente, cosa que no les conviene a los políticos tradicionales. Arriba los ánimos y sigan adelante

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  5. El modelo de desarrollo que tiene la mayoria de peruanos y limeños es el que cataloga como obra el poner cemento por todos lados.Asi se piensa, en complicidad de los malos medios de comunicacion, que desarrollo es igual que crecimiento(mas fierro,mas cemento.EL NUEVO ENFOQUE es el desarroollo de las capacidades humanas(PRIMERO LA GENTE).La mejor obra de Susana Villaran es la calidad del gasto,la mejor inversion y no gastar por gastar. A esto se suma la NO corrupcion.

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  6. Precisamente lo que necesitamos es menos confrontación, lanzar una serie de adjetivos no hace más que generar una respuesta cargada de adjetivos que no contribuye en nada. El tono de queja y de revanchismo no funciona.

    Estoy de acuerdo en que hay errores que subsanar y que debe haber planeamiento concordado con las municipalidades distritales y la municipalidad provincial.

    El problema es que la municipalidad provincial debería ser el ente aglutinador que haga propuestas y no se pierda en el debate estéril, hay formas más inteligentes de decir las cosas, las confrontaciones básicamente dividen, la idea es decir qué se puede mejorar y cómo, ser realmente los que dirijan desde el terreno de las propuestas...

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