A 2 meses para la consulta de
revocatoria en Lima, se puede observar mejor las razones para el voto por el
SI. Los promotores de la revocatoria dicen que Lima está parada, y atacan la
gestión acusando a la Alcaldesa que no hace nada, no ejecuta obras, no tiene buenos
equipos, es incapaz, es improvisada, es soberbia.
No importa si es verdad o media
verdad, lo cierto es que esa es la percepción de una parte importante de la
población de Lima. Y si hay una lección aprendida es que en política, una
percepción es una realidad y también una razón. A la gente no parece importarle
los intereses politizados de los revocadores sino SUS propias razones, las razones del hombre común de la calle, que son las que deben merecer atención y preocupación.
Siempre he pensado que la gestión
pública y gobernar, necesita de dos cualidades: 1) vocación de servicio público y 2) habilidad
política. Habiendo participado en esta gestión municipal, puedo afirmar que ambos
elementos existen, y sin embargo, no han sido eficaces para evitar un proceso
de revocatoria. Cuáles han sido esos errores que han alejado a una buena parte
de limeños de sus autoridades municipales? Ensayo aquí algunas razones; razones
que nos confirma la lección que la percepción y la imagen sin ser todo, es muy
importante en política.
SOBERBIA. Hay una percepción de
soberbia en la gestión municipal. Esa percepción (aunque injusta para sus
defensores, es real y muy dañina) se ha alimentado por las limitaciones para defender
y explicar decisiones difíciles (reforma del transporte, La Parada), o admitir y
corregir a tiempo los errores que inevitablemente se cometen cuando se
gobierna. Limitaciones que no se deben a la falta de actitud de la MML, sino principalmente
al hecho de no manejar bien las exigencias de reacción y las críticas ante la
opinión pública, para hacer el puente y exponer las cualidades de gobierno y seguir
trabajando. A pesar que esta gestión empezó evitando los autobombos y la
publicidad personalista, no ha encontrado aún la fórmula para mostrar sus
virtudes en su estilo de gobierno (y mantener la humildad). Reconocer asimismo,
que hay una dosis de soberbia cuando se cree que ser honesto y bien intencionado
es una razón para no ser revocado. La gestión de la MML tiene mucho más
virtudes que esas para mostrar!
INCOMPETENCIA E IMPROVISACION. Cuando
la opinión pública reclamaba acción o reacción ante problemas concretos que el
Municipio debía atender (basura, semáforos, huecos, asaltos, ambulantes) las
respuestas no tuvieron contundencia. Como si esos temas “menores” no fueran
importantes. La opinión pública, los medios y la prensa no recibían material
para mostrar la reacción de las autoridades municipales. Y cuando recibían material,
la gestión no aprovechaba esos espacios mediáticos para ganar una mejor
percepción de capacidad y eficacia. A ello sumamos compromisos asumidos pero
que no lograron materializarse, lo que fue carne fresca para los críticos y
adversarios políticos. Gobernar Lima es como gobernar un país, lo que te pone en
el primer nivel de exigencia en la práctica política y de buen gobierno. Cualquier
gestión en la MML tiene que gobernar con una tribuna y un público hipercríticos.
SECTARISMO Y AMIGUISMO. Esta
gestión ganó Lima por 50mil votos (una cabeza de hormiga) y ha gobernado Lima
sin alcaldes distritales de su partido político. Es un escenario que ha requerido
un esfuerzo abierto y permanente de tendido
de cuerdas y de correlación de fuerzas políticas. Ese trabajo ha existido pero
no ha sido suficientemente efectivo; persiste en muchos esa imagen (con mucho
ajinomoto y cero carne por cierto) que se gobierna Lima con un grupo pequeño,
politizado y vinculado a cierta izquierda ONGesca caviar. A eso se agrega el ataque
de los adversarios que repiten que se
han parado todas las obras de la gestión anterior. Los espacios de concertación
promovidos por esta gestión como los encuentros vecinales abiertos, las
públicas y publicadas sesiones del Concejo Municipal, la reactivada Asamblea
Metropolitana de Alcaldes, se perciben como buenas intenciones de gobierno pero
no como verdaderos puentes de relación política.
Aquí la lección aprendida es que la
gestión tiene que poner más atención a pedidos y situaciones concretas. Más agilidad
de los funcionarios a los compromisos políticos de su Alcaldesa (y esa flor la
lanzo y la recojo). Mostrar más a los rostros de los técnicos de la MML (su
lado más fuerte a mi juicio), trabajar mucho más la comunicación política con todos
los alcaldes distritales posibles, con organizaciones sociales y de jóvenes, y muy
especialmente con la prensa crítica.
VICTIMIZACION Y CONFRONTACION. El mensaje de manos limpias y de derechos ciudadanos ha sido percibido más como
discurso que como línea de conducta; y en algunos, como una cuestionada
autodenominación. La lucha contra la corrupción ha sido vista como una
confrontación y no como una demostración de eficiencia en la gestión (que se
puede gobernar mejor sin ser ladrón o lobbysta inescrupuloso). Muchos
consideran que esta línea política se debe simplemente practicar y no tanto
predicar, a pesar que todos reconozcan esa virtud en el buen gobierno.
La percepción de victimización es
otro elemento negativo, como si -diría un conocido politólogo- no se supiera
que la política está llena de hienas, gallinazos y lagartos. Si quieres gobernar Lima, tienes que tener las
armas para enfrentar esa fauna, con menos quejas y más respuestas políticas.
Respuestas por cierto inteligentes, que no deben caer en la provocación sino en
la acción política. En la MML a mi juicio, hay figuras que tiene todo el perfil
para hacerlo.
Hacer una evaluación política autocrítica
es un ejercicio sano que necesita la gestión municipal de Lima. Escuchar y
entender como la ven, como la entienden, como la perciben. Podemos, sus
defensores, responder cada percepción y decir que no es verdad. Que no hay soberbia,
improvisación, incompetencia, confrontación. Yo personalmente creo que es así,
pero obviamente nos hemos equivocado en demostrarlo. Las respuestas solo
tendrán sentido si admitimos que esas percepciones están acompañadas de gestos,
actitudes y decisiones que demuestren espíritu de enmienda. Pienso que muchos
limeños quieren creer en esta gestión y esperan esa reacción para pensar o
repensar su voto, para optar por el NO el 17 de marzo.
Finalmente, recordar que en
política no hay buenos ni malos, lo que hay son intereses. Y que en una
revocatoria la elección es binaria, SI o NO. La pregunta que entonces debemos
hacernos es: qué intereses queremos que estén (o se mantengan) en el gobierno
municipal de Lima? Creo que el SI, siendo
una opción, no ofrece a Lima una opción. Y creo que el NO necesita recuperar la
confianza de los limeños para terminar reformas impopulares pero impostergables.