domingo, 11 de diciembre de 2011

La hoja de ruta para Lima

Los Alcaldes de Lima siempre van a buscar la mejor relación con Palacio de Gobierno. Como cualquier alcalde o presidente regional, sabemos que una buena relación con el gobierno nacional ayuda enormemente a una buena gestión. Se consiguen más presupuesto para obras, se apoyan leyes y normas a favor de reformas, y se cuenta con la cooperación activa en sectores claves como el MEF, Ministerio de Vivienda, Interior o Transportes.

Pero al margen de los temas prácticos de una gestión, existe una relación política que siempre debe existir entre el gobierno nacional y el gobierno de su capital. Y si bien un gobierno municipal puede hacer grandes cosas sin apoyo nacional (mismo Andrade a pesar de Fujimori 1995-98), o al revés (mismo Toledo sin un intrascendente Castañeda 2002-2006) también es cierto que si ambos cooperan, tenemos un escenario mucho más interesante para mejorar la gobernabilidad del país, pero también su competitividad y su integración.

Hoy tenemos una confluencia política de izquierda en el Municipio de Lima. Progresistas, zurdos liberales, sociales y comunistas trabajan y toman decisiones de gobierno para nuestra capital, y contra lo que muchos querían, lo están haciendo con responsabilidad. Muchos podrán criticar y cuestionar la gestión de Susana Villarán, pero nadie puede negar que se está gobernando con apertura democrática, con tolerancia política y con seriedad en la gestión técnica.

La capital del Perú ya es una gran ciudad, pero puede ser la ciudad más importante del Pacífico y una de las más importantes del continente. Tiene todas las condiciones para ser una capital top en turismo corporativo regional, y también de turismo cultural e histórico internacional. Tiene centro histórico, tiene mar, tiene restaurantes y hoteles, tiene diversidad cultural, enfin, tiene personalidad que es lo pocas ciudades pueden mostrar.
Lima a su vez, tiene varios aportes para construir un Perú desarrollado. Su composición y dimensión demográfica la sitúan en una talla cosmopolita, donde todas las regiones y microrregiones confluyen. Lima no es el Perú, pero tiene metido un pedacito de todo el Perú. Si hay entonces un espacio donde nuestro país debe empezar a integrarse, ese es Lima.

Aquí en la convivencia de la capital, debemos aprender a conocernos mejor, a respetarnos, a competir, a trabajar, a hacer amigos, a disfrutar y cmpartir los espacios públicos, a mostrar lo mejor de todo, y no solo en la gastronomía, sino en la música, en la pintura, en el teatro, en el baile, en el deporte, en la participación ciudadana y política, y por supuesto, en el espectacular dinamismo emprendedor y empresarial que ya existe.

Otro aporte esencial de Lima es su contribución a la economía nacional y su competitividad. Nuestras exportaciones, nuestra industria agroalimentaria, textil y manufactura, nuestros servicios financieros, y por lo tanto la infraestructura que lo sostiene, está en Lima. Es difícil pensar en crecer ambiciosamente si Lima no acompaña ese desarrollo. Necesitamos entonces construir una capital con servicios públicos modernos, en transporte público, en movilidad segura y limpia, en areas verdes, en inversión urbana de primer nivel, en empresa formal y responsable que genere empleo de calidad, en parques industriales para todos, pequeños y muy pequeños. Todo eso es posible si pensamos en políticas inclusivas, abiertas y dialogantes. Hacer las reformas de una Lima integrada al país, una Lima competitiva, una Lima para invertir, tiene sentido si hay estabilidad política democrática.

Hoy el país tiene un nuevo gobierno nacional que planteó un compromiso y una expectativa en los sectores populares y pobres del país. Lo mismo sucedió en Lima. Al mismo tiempo, el sector moderno exigió defender lo avanzado, para que finalmente si hay algo que cambiar no es el modelo sino que el modelo funcione para todos. Pero hay un tema de fondo que no debemos olvidar. A este gobierno también se le dio el respaldo en negación a una opción que expresaba un pasado nefasto. Debemos recordar que las reformas del país y de lo que Lima puede hacer, se apoyan en la convicción que necesitamos construir institucionalidad política con sólidas columnas democráticas.

De esa hoja de ruta no nos podemos salir.
m/p

3 comentarios:

  1. Lamentablemente el gobierno de Lima esta fragmentado en 43 gobiernos distritales ("pequeños reinos" gobernados por aspirantes a Presidentes en muchos de los casos)y con un pequeñísimo presupuesto por habitante (solo Quito tiene USD 1,000 millones anuales para un poco más de 2 millones de vecinos, y UN SOLO GOBIERNO METROPOLITANO). Esta sería la verdadera reforma: i)incrementar ingresos acordes con el PBI de Lima, y ii)crear macromunicipios distritales (...ilusión que podría rayar en la utopía).

    ResponderEliminar
  2. Este comentario ha sido eliminado por el autor.

    ResponderEliminar
  3. Que Lima sea menos competitiva es culpa del Gobierno central. Ya que en Caracas, el Gobierno boliviariano de Venezuela es quien construye las lineas de Metro, compra los trenes y buses. Lo mismo ocurre en Bogota y en Santiago. La municipalidad de Lima hace lo que puede y lo esta haciendo bien, pero si el Gobierno hiciera algo por Lima como construir 1 linea de Metro por cada mandato, Lima seria mucho mas competitiva. Por ejemplo en Santiago es increible, ya que practicamente cada 2 años extienden cada vez mas el Metro, y eso que ya tiene mas de 100 estaciones. Humala debe darnos la sorpresa y "mandar" a construir almenos 1 linea de Metro (seria la segunda de Lima, pero la primera subterranea) que tanto se necesita

    ResponderEliminar