sábado, 19 de diciembre de 2009

El APRA aun tiene una oportunidad

El APRA no es un partido revolucionario. No lo fue en 1985-1990 y no lo ha sido en el 2006-2009, por lo menos en cuanto a gobierno y gestión pública se refiere. Debemos reconocer sí que en esta segunda oportunidad, su propuesta de gestión ha sido más “responsable”. Pero seamos francos, y poniendo el ejemplo de la política económica ¿alguien en su sano juicio podía optar por otro camino que no sea la responsabilidad monetaria y fiscal? En todo caso, demos gracias al Sr Carranza y al Sr Velarde por tener la muñeca firme.

Sí debemos reconocer que el APRA ha continuado políticas de Estado como son la consolidación de la apertura comercial y el manejo de la deuda. Fuera de ello, mucha innovación y creatividad no hemos visto, especialmente en las capacidades para tener un Estado que sepa hacer su trabajo.

Los dos grandes resultados que puede mostrar este gobierno son: la alta tasa de crecimiento y la importante reducción de la pobreza. No sé la mayoría, pero a mi me da la impresión que ese es un mérito del sector privado. Es decir, avanzamos, a pesar de tener el Estado que tenemos. Sino, observemos donde se ha reducido más la pobreza y donde hay pleno empleo: en la costa y en las regiones donde los mercados se desarrollaron más. Y el resto? Esa no es tarea del Estado?

Hay una crítica frontal para el APRA: este gobierno no sabe gastar bien.

Y eso es porque no ha podido armar y mantener equipos de calidad para ejecutar los millones de inversión que la coyuntura le ha dado. El mejor indicador de debilidad es observar quienes son los gerentes de las principales Unidades Ejecutoras del país: Provias del MTC, Agua Para Todos, Foncodes, Electrificación, los proyectos especiales del ex INADE, etc. A ello se suma las desastrosas creaciones como Sierra Exportadora o las lamentables deficiencias persistentes en sectores claves como Educación y salud. En su desesperación, este gobierno modificó la normatividad del SNIP y de Contrataciones. Su objetivo, reducir plazos aun a costa de la calidad de los procesos. Una pésima decisión.

Felizmente, hay islas de modernidad. Agrorural en el Ministerio de Agricultura es ciertamente una excepción, tomando en cuenta el desastroso manejo en la gestión anterior. Lamentablemente, el presupuesto a esa Entidad está muy por debajo de las necesidades que enfrenta en la sierra altoandina. Sedapal y Electroperú son empresas con personal calificado, pero fuertemente limitadas por las decisiones en las tarifas de los reguladores.

Entonces, a la pregunta si el APRA ha construido burocracia competente que es una de las reformas que todos los peruanos pedimos a gritos, la respuesta es NO. El partido de la estrella no ha hecho ninguna revolución, ni una reforma, ni siquiera un intento bien hecho. El único mérito que debemos reconocer y que esperamos que el siguiente gobierno siga apoyando es la creación de la Agencia SERVIR. Si esa decisión se tomaba en el 2006 y con mucho más agresividad, quizás ahora podría mostrar resultados. Pero no importa, lo importante era empezar y mérito a su equipo competente y con mucho empuje frente tantas resistencias.

Pero veamos este tramo final con optimismo. Se ha afirmado con cierta convicción entre los analistas políticos, que las reformas más importantes de un gobierno se hacen en el primer y segundo año. Luego, la gran mayoría de decisiones están asociadas a su implementación y a la defensa de las críticas opositoras. Pero ello no es así. El último año es también un espacio clave para presentar reformas. Fujimori creó el SNIP en el 2000. Toledo y el congreso aprobaron en el 2006 el polémico TLC con los Estados Unidos.

Así pues, el APRA tiene aun una oportunidad para hacer reformas importantes. Solo para mencionar los temas vinculados al gasto público, a mi juicio una de las mayores deficiencias de este gobierno, tenemos: 1) profundizar el presupuesto por resultados en los principales programas de educación y salud 2) modificar la ley y distribución del canon 3) establecer una escala remunerativa competitiva en el sector público 4) apoyar las reformas en contraloría para el combate a la corrupción del gasto 5) fortalecer y apoyar a las regiones y municipios para una efectiva descentralización fiscal.

Estos temas necesitan un congreso pro activo. Quizás se a mucho pedir al actual y a su decepcionante Presidente. Pero quien sabe, no debemos perder el optimismo, o la fe, en el caso del otrora revolucionario partido de la estrella.

m/p

miércoles, 16 de diciembre de 2009

Los $15,000 dólares de LAC (parte 2)

El escándalo del uso de fondos por el Presidente del Congreso (LAC) sigue generando reacciones, a pesar del impresionante blindaje que ha recibido. Ahora, el Consejo Directivo le ha dado su respaldo porque la subvención está sustentada legalmente. El Consejo Directivo está conformado no solo por la Mesa Directiva sino por los voceros representantes de las bancadas. A ello, se suma los paños fríos del Secretario General del APRA y el Vicepresidente Urtecho, así como de la condescendencia del Congresista García Belaunde que calificó el acto como de “buena fe” pero con errores administrativos. Así entonces, el respaldo político es contundente.
Quisiera mencionar algunos puntos para resaltar los mencionados en la primera parte de este artículo.
- Subvencionar actividades privadas con recursos públicos es posible pero necesita una sustentación muy sólida y transparente. Una cosa es transferir recursos a la educación de un niño de bajos recursos, o el apoyo para el viaje de un deportista en un torneo internacional, y otra cosa me queda clarísimo, es subsidiar un espectáculo musical como el de la Sra Fabiola de la Cuba. Simplemente, el Congreso no tiene esa competencia. En todo caso, que LAC explique donde y cuando estuvo programado ese gasto en el presupuesto del Congreso, ¿o fue un gasto no previsto?.
- El pedido de devolución es lo más informal que se puede observar en la administración pública ¿Ud entiende esta situación que un funcionario dispone de recursos públicos y luego pide a su Tesorero que lo descuenten de su remuneración? Pues yo nunca lo he visto. Ello es así por la sencilla razón que no está contemplado en ninguna parte de la normas de presupuesto y de contrataciones. El Vicepresidente del Congreso afirma que sí se puede, y será bueno que explique en qué norma puede interpretar eso.
- Lo que resulta incomprensible es cómo, antes de que la noticia sea pública, el Presidente del Congreso considera legal y técnicamente viable la devolución. En su razonamiento, usó recursos públicos al contado y los paga en cómodas cuotas mensuales. LAC ha sido Ministro del Interior pero también Ministro de Economía y Finanzas! Si lo hizo de buena fe pero muy mal asesorado, como dice Vitocho (qué suavecito te has vuelto!), LAC tiene responsabilidad administrativa no sólo por descuidado sino por incompetente (igual que la subasta inversa de las patrullas, y peor).
- Aquí hay una acción de control que debe iniciarse inmediatamente. Recordemos que no hace mucho, los que ahora gobiernan fueron oposición, y furibundos críticos de la frivolidad del gasto en el gobierno anterior. Se acuerdan como se rasgaron las vestiduras por las vedettes del PRONAA? Aquí no solo hay frivolidad, hay como mínimo descuido y dejadez que es más grave en un Presidente del Parlamento. Y por favor, ese argumento de que es legal subsidiar a Fabiola de la Cuba es una vergüenza. Claro, decir que es ilegal es decir que hubo malversación de fondos, y nadie quiere poner el cascabel al gato por lo visto.

m/p

lunes, 14 de diciembre de 2009

Los US$15 mil de LAC

La explicación de un Presidente del Congreso

Luis Alva Castro no es un político cualquiera. Es el Presidente de un poder del Estado y uno de los líderes más influyentes del Partido de gobierno. ¿Cómo un político de esa trayectoria ha podido cometer un error tan infantil al destinar $15,000 dólares para uso privado? Desde mi punto de vista, el caso es grave desde la responsabilidad administrativa y política por varias razones:
- El uso de recursos públicos para usos privados está prohibido, salvo ley o norma expresa. Normalmente, las Entidad públicas, incluido el Congreso, tienen un reglamento de organización y funciones que establece con claridad en qué puede gastar y qué no. Sí es cierto que desde el Congreso ha habido casos de transferencia de recursos, en casos de estudios o de apoyo al deporte, pero han sido muy puntuales. En el caso de una actividad musical como la de la Señora Fabiola de la Cuba, cuál es ese sustento? Será útil conocer si el Parlamento ha hecho este tipo de subsidios o ha sido una creatividad del actual Presidente del Congreso.
- Aquí el órgano de control del Congreso debe actuar de oficio y solicitar toda la información necesaria para una investigación rigurosa. Salvo alguna interpretación auténtica, lo que debe suceder es la apertura de un proceso administrativo por malversación de fondos. Las cosas por su nombre y con todas sus letras. Qué es la malversación? Pues el uso de recursos públicos en actividades que no son de su competencia.
- La reacción del Presidente del Congreso es sorprendente y vergonzosa. Por lo menos yo, no sé cómo explicar una actitud así. “Tranquilos señores, no hagamos una tormenta en un vaso de agua, voy a devolver los 15 mil dólares con mi sueldo y en cómodas cuotas mensuales”. De Ripley! Esta respuesta no la logro procesar. Se habrá dado cuenta el Sr alva Castro que es Presidente del Congreso y de la señal que está dando a los peruanos? “Aquí en el Perú, usamos la plata como queremos, y si te ´ampayan´ devuelve la plata y no pasa nada”. Otra vez, de Ripley!
- El tema involucra también a la Mesa Directiva del Congreso. Será muy sano un pronunciamiento de la misma sobre la acción y reacción de su Presidente. Dudo que ello suceda francamente, pero quizás algunos miembros quieran marcar una juiciosa distancia ante tremenda metida de pata.
- La responsabilidad política no es doble, es triple. Por ser congresista, por ser Presidente del Congreso y por ser líder del APRA. Luis Alva Castro no es un político cualquier como dijimos al inicio. Ha dado un pésimo ejemplo a sus electores sobre la actuación de la clase política. ¿Qué debería hacer? Someterse voluntariamente a un proceso administrativo, dar sus explicaciones al órgano de control, y explicar lo que, en el mejor de los casos, sería un “exceso de entusiasmo” por apoyar la cultura en la región la Libertad. La devolución de la plata está fuera de discusión (al contado por cierto), pero también la sanción por la falta administrativa (como mínimo) y quizás más, según lo que diga la investigación.
A todo esto, alguna bancada se pronunciará al respecto? Alguien de la Comisión de Fiscalización quizás? El Secretario General del APRA? Apostaría en casi todos los casos por un silencio cómplice e indiferente. Total, ya tenemos fujimoristas indultados sin mayores explicaciones.
m/p

jueves, 10 de diciembre de 2009

El buen burócrata

Un buen burócrata es un subversivo de la función pública. Es aquél que tiene la suficiente energía y creatividad para desafiar las reglas formales en el ejercicio de su función. Si bien es cierto que en el sector privado, los agentes actúan en todo lo que la norma no prohíbe, en la administración pública también existen funcionarios que no sólo hacen lo que la norma explícitamente permite. Esos son los que marcan la diferencia.

Las reglas ciertamente son sinónimo de orden, que es un elemento central en una mega organización como el Estado. Sin embargo, también es cierto que el orden no puede ser estable ni estático, pues si así fuera no habría ciencia ni habría desarrollo. El Estado es una institución que, como las personas y el conocimiento, necesita permanentemente recrearse y reformarse, sin que ello sea sinónimo de caos.

Ciertamente, un error muy común es criticar sin mayor reflexión la existencia de directivas y protocolos, bajo el argumento que son papeleos y requisitos burocráticos que solo hacen más lentas las decisiones. Es bueno recordar que mientras más grande es una empresa o una corporación, es más necesario la existencia de reglas formales, por la sencilla razón que las comunicaciones personales son mucho más difíciles. Pero aquí no estamos hablando de eso.

Si uno observa el desempeño de las mejores entidades públicas podrá encontrar elementos comunes. Uno de ellos es que tienen sus procesos y sus procedimientos muy bien definidos, además por supuesto de su objetivo principal y su misión institucional. Mientras más claros y simples sean las reglas, más claro tendremos la prioridad para alcanzar el objetivo.

Un buen burócrata es entonces aquél que no pierde de vista su objetivo principal, y se rebela cuando las reglas formales se vuelven un enredo y le restringen su toma de decisiones. En ese momento, el burócrata se enfrenta con el sector adverso al riesgo (cuyo mejor representante es el asesor legal) y tiene que tomar una decisión difícil: encontrar una solución fuera del protocolo y de las normas.

La solución, y aquí está el arte de la función pública, tiene que ser lo suficientemente sólida como para convencer de su efectividad. Por eso el burócrata necesita dos cosas: 1) una sólida formación profesional que dé sustento técnico a la propuesta y 2) un liderazgo muy fuerte para que la decisión sea colectiva, un tractor o un pusher respetado.

Es común encontrar en la administración pública funcionarios improvisados y hasta irresponsables, eso es cierto. Seudosubversivos que, como delanteros de fútbol van corriendo loquitos hacia el arco con la cabeza abajo. Pura emotividad y entusiasmo, nula creatividad y efectividad. Estos funcionarios son peligrosos pues quieren cambiar las reglas solo por encontrar el camino más corto. Ellos olvidan que la administración pública es compleja y hay que entenderla antes de cambiarlas.

El buen burócrata es un líder y por lo tanto un ejemplo para el equipo que forma parte. Su espíritu rebelde radica en reafirmar el objetivo central de su función, y antepone siempre éste a los procedimientos y los protocolos. Ello se observa en las decisiones difíciles, en los expedientes altamente sensibles, en esas papas calientes que nadie quiere tocar. El buen burócrata no gasta su tiempo en expedientes sin mayor relevancia, dedica su tiempo y su energía a las batallas más difíciles porque sabe que allí es donde ganará la guerra.

Y cuál es la guerra de los burócratas? Pues construir una cultura del servicio. Una cultura del servicio al cliente con calidad, rápido, efectivo y honesto. Ese cliente es el ciudadano que, y aquí está la gran diferencia con el sector privado, recibe lo mismo en calidad y cantidad, independientemente de cuánto paga.

Me ha tocado conocer buenos burócratas, varios llegaron a ser líderes y gerentes de la alta función pública, pero también he conocido soldados en la primera línea de producción. De todos, traté de aprender de sus tres cualidades: 1) un profesionalismo de primer nivel 2) una altísima vocación de servicio público y 3) un ejemplo de probidad y honestidad.

Estoy seguro que existen cientos, miles de buenos burócratas, en el nivel nacional y en las regiones, y muchos más entre los jóvenes que pueden serlo. Trabajemos en construir y unificar ese ejército de subversivos.

miércoles, 9 de diciembre de 2009

Las incoherencias de la democracia representativa

¿Es coherente que un congresista, elegido para legislar y fiscalizar, acepte asumir una función ejecutiva, como el de Ministro de Estado o Vicepresidente de la República? ¿Es coherente que ese Ministro-Congresista siga teniendo voto en las sesiones del Pleno?

Pues resulta que ambas situaciones son posibles y legales en el Perú. Pero la discusión no es esa, porque sabemos que las normas no son sinónimo de coherencia, aunque debería ser así. El hecho es que hemos tenido Ministros congresistas, alcaldes Ministros, Presidentes y vice Presidentes Regionales Ministros y, según la propuesta reciente, también podríamos tener Congresistas Presidentes Regionales.

Ciertamente, en varios casos, es necesario pedir licencia pues es muy complicado asumir un cargo y luego retomar el que dejó.
Estos esquemas poco ordenados a mi juicio, se observan en otros países. Francia ha tenido y tiene Ministros que son Presidentes de Regiones o Prefectos, y nadie ha protestado por esta facultad en la alta función pública y la responsabilidad en la representación.

Pero algo no termina de cuadrar en estas opciones, por lo menos, me deja una sensación de incoherencia en estas reglas. Es claro que nadie puede asumir estos cargos en simultáneo, de ahí la posibilidad de la licencia, pero lo que no entiendo es que siendo un cargo elegido por los ciudadanos, pueda ser susceptible de renuncia temporal o permanente. Es decir, uno puede decirle a sus electores, sin mayor cuestionamiento, señores renuncio a mi cargo porque me necesitan en otro puesto en la función de Estado. ¿Eso es así?

Creo que una función de representación, sea ejecutiva o legislativa no puede ser abandonada, salvo problemas de salud o de delito grave, o por último, revocatoria.

Por eso, creo que la función de congresista no puede ser sujeto de licencia para asumir otra función, y creo además que debe ser a tiempo completo como el de todo funcionario público, salvo actividades de docencia o privadas que no tengan nada que ver con el ejercicio de su función.

Me resulta por ello, difícil apoyar la iniciativa para que los congresistas puedan postular a una presidencia regional. Realmente, siento que esos congresistas le están sacando la vuelta a sus electores, pues no terminarían el mandato por el que prometieron trabajar. Y el otro elemento que da una mala señal es que esto pretende ser implementado en el 2010, en clara muestra que es una medida para intereses muy específicos de algunos congresistas.

El gobierno debería poner orden en sus huestes y dar el ejemplo. Será pedir mucho?
m/p