domingo, 28 de marzo de 2010

Concurso abierto para Olmos

Las últimas declaraciones del Primer Ministro Velasquez Quesquén han ratificado no solo la decisión política de ejecutar la segunda etapa del proyecto Olmos, sino qué también han definido el “cómo sea”. Según sus palabras, se habrían optado por mejorar la propuesta de la iniciativa privada de la transnacional Odebrech descartándose la concesión por concurso.

Dado ese escenario, el margen de acción de la Ministra de Economía y Finanzas se presenta bastante restringido. Ciertamente, todos estamos de acuerdo en que la segunda etapa de Olmos debe ejecutarse en el más breve plazo. Sin embargo, creo que existen argumentos bastante sólidos para evitar apresuramientos excesivos con la iniciativa privada que, a mi juicio, sigue siendo un mecanismo poco óptimo. Lo mejor es tener una rápida reacción y llevar adelante un proceso de concurso abierto.

Por qué un concurso es a todos luces una mejor opción para Olmos?

En primer lugar, es inexacto que el concurso abierto demore 3 años. Se puede perfectamente hacer en menos tiempo. Olmos es un proyecto con estudios ya desarrollados, y aunque puede haber actualizaciones, es viable hacer las bases y el proceso concursal en meses y no años. La experiencia del proyecto Taboada en Lima mostró que es posible llevar adelante este proceso rápido.

En segundo lugar, el concurso abierto permitirá evaluar varias alternativas de costos y de tarifas. Por qué un solo postor debe definir el costo del proyecto? Por qué un solo postor define la tarifa que deben pagar los usuarios y hará autosostenible al Proyecto? Acaso no es mejor preguntar al mercado quien puede ofrecer mejores condiciones, incluida la retribución para recuperar la inversión del trasvase?

En tercer lugar, el concurso abierto debe asegurar el agua a un nivel de persistencia hídrica superior al 90%. Nadie sembrará en Olmos un solo frutal o cultivo de agroexportación con 50% de de garantía de agua como estaría proponiendo la iniciativa privada. Según los estudios hidrológicos disponibles, los postores deben hacer su mejor oferta, y es casi seguro que no serán las 35-40,000 hectáreas que propone Odebrech.

En cuarto lugar, el concurso abierto puede introducir una propuesta de manejo ambiental completa e integral. El estudio que ahora existe, según sabemos, es de hace 10 años, por lo que está desactualizado e incompleto. Hoy en el Perú, ya no se hacen megaproyectos sin tomar en cuenta los efectos directos e indirectos ambientales.

En quinto lugar, no podemos dejar de mencionar que si prospera la iniciativa privada, Odebrech sería el operador de la primera y segunda etapa. Curiosa figura porque en el 2002, la concesión se partió en dos porque no había postores para el proyecto integral. Demasiado riesgo decían. Pero enfin, asumamos que ahora el Perú es otro y existe mejores condiciones, perfecto, bienvenida la participación de los inversionistas como Odebrech. Solo que sería bueno que inviertan participando en una competencia abierta y transparente, como en Taboada o la Red vial 6.

Estamos ante un caso muy difícil para el MEF, que al parecer es el último bastión para garantizar el interés público y por cierto, de los futuros usuarios en el valle de Olmos.
m/p

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